"Renunciar no es opción".

Mira mis ojos, están cansados ya de derramar lágrimas. Mis ojeras abarcan la mitad de mi rostro.
Sigo dándole vueltas y vueltas al asunto, pero no entiendo, no quiero entender, no quiero aceptar que es el fin, que pasarás a ser parte de el gran cúmulo de páginas desintegradas por el maldito túnel del tiempo.
Me niego a renunciar a mi camino, no pienso perderme entre los senderos que se han formado con el viento. Esta vez sé qué hacer, estoy seguro. 
Ya he permitido que me pisotee sin descanso, ya lo he dejado mofarse de mí lo suficiente, es hora de respirar profundo y preparar mi garganta para resonar entre estas paredes que me han mantenido aislado de mí. Es tiempo de salie de mi jaula, ya no seré prisionero de mi mente.
Si, es tiempo de comenzar a controlarme de luchar contra espejos y ganarle a los reflejos.
De encerrar a los demonios en la jaula de la que nunca debieron salir.
Detendré este túnel que consume mis días, esta vez ya no lo dejaré pasar, esta vez no le dejaré ganar.
Esta noche estaré derrotado, destruido y en descomposición, pero mañana es un nuevo mañana, y aunque cueste, armaré los pedazos quebrados de mi maltrecho cuerpo, porque mañana es un nuevo día, porque mañana vuelvo a nacer.
La vida no se acaba, se acaba la felicidad, y como la vida sigue, mañana es un buen día para volverla a encontrar. Lo haré por ti, porque renuncio a perderte, porque mi vida sigue con felicidad, porque mi vida eres tú, y porque felicidad es lo que vivo cuando respiro tu aire. Porque renuncio a vivir sin la felicidad de tenerte.

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