Tantos años tratando de desviar mis pasos de este acantilado de emociones que destruye en mi cabeza las razones, alternando caminos, sucumbiendo ante túneles oscuros, entrañando recuerdos, dejando ir sonrisas con el viento, hundiendo mi cuerpo en el mar, caminando sobre tierras llenas de fango, siento como se mezcla entre mis pies, cambian colores. Torrenciales rayos que caen en mis ojos y se desbordan los cráteres de ironía que acomplejan mis días.
Sigo preguntándome cuántas preguntas serán suficientes para tener las respuestas necesarias y es que no dejo de pensar que he encontrado las respuestas correctas a preguntas equivocadas.
Mi errónea vida se consume cual cigarrillo, cada respiro es un poco más de cenizas y menos nicótina, la droga va quedándose sin su efecto cegador y se me escapa la cordura de los dedos.
El tiempo se va acabando con humo y soplos desesperados por volar sobre los acantilados. Pero no puedo detenerme, no haré nada esperando a que construyan un puente, deberé caer y recibir el impacto, sucede que son tantas rutas y quedan tan pocos segundos. Y es que soy un caminante que tararea una brillante pieza, no un soñador, no soy un creador; no de puentes, y caminaré sin descanso y tararearé hasta que esa majestuosa pieza que suena en mi cabeza se detenga. Y me desplomaré al suelo, con una sonrisa en mi rostro y moriré, envuelto en una eterna felicidad.
Mientras el cigarrillo siga encedido caminaré tarareando la pieza que se escribe el petagrama de mis pasos.
9/4/12
"Cenizas de cigarrillo"
Published with Blogger-droid v2.0.4
