2/4/12

"... Puntos suspensivos"

Se me había ocurrido una gran idea, escribir un cuento. Uno que no tuviera final, que escribiría cada día que pasaba. Con el que soñaría, tendría metas, objetivos, tantas cosas. 
Llené mi mente de ilusiones y desafíos, estaba listo. Mi cuento empezaría con el típico "había una vez..." luego, lo borré, era tan monótono que me aburrió, coloqué "erase una historia..." y no supe como continuar, sólo llenaba líneas y líneas de puntos suspensivos. Entonces me dí cuenta de algo absurdamente importante. Mi vida son puntos suspensivos. Y así empecé, y me quedé sin historia, sin cuento. Sólo una dura realidad.


... Restregados en mi rostros como manchas de barro, se acercan los recuerdos de tantos momentos, tu risa sobre mis hombros, tu pecho cerca de mis manos. Tengo el regalo perfecto para ti, es mi voz, cuídala está tan frágil como lo que queda de mi cuerpo. Ha tenido tantos golpes, que está a punto de romperse, quebrarse tanto... Tanto. 
No golpees tus gritos con mis silencios, no extravíes tus sonrisas con las agujas que caen de mis ojos, no son lágrimas, son cristales, estoy lleno de ellos. Me construí a mí mismo con refuerzos, y por accidente coloqué cristales donde debía estar el hierro. Ahora me quiebro con facilidad, y a penas estoy volviendo a mi forma original. No destruyas lo que con tanto trabajo he remendado.
Desvelado entre canciones, vuelvo a retomar mi arco, y comienzo esta hermosa sinfonía que envuelve mi vida, notas sublimes, sobrepasando los límites, llevándome a lo más alto, y me deja caer... Las increíbles emociones que atravesaban mis adentros cada vez que escuchaba el sonido fulminante en forma de susurros, llevaba a mi alma a otro lugar, uno donde todo era perfecto. Existía lo perfecto y no había quien cambiara las cosas. Y cada vez que los susurros paraban sentía como un pequeño aire frío recorría mis venas y se expandía cual final inminente. Era como sentir el aire atacando directo al que bombea sangre, al que me mantiene aferrado a esta irreparable vida llena de errores y desgracias. 
Y de la nada volvían compases y compases de espera, eterna y desgastante. Puntos suspensivos de mi vida acallada, de mis sueños en espera. Mientras todos gritan, cantan, bailan, yo estoy atorado entre compases de silencios. Y me agobian, me queman las manos. 
Sácame de esta espera, aléjame de este ininterrumpido ciclo de nada. Ya no puedo seguir viviendo siendo puntos suspensivos. Ya no puedo.
Repitiéndose una y otra vez, entre barras de repetición, tantas veces, tantas repeticiones, tengo toda una obra por cantar y yo sigo aquí, atorando entre compases de silencios...